VÁRVARA propone un acercamiento feminista al arquetipo cristiano de María Magdalena. Partiendo de lugares aparentemente tan dispares como la cultura valenciana del bacalao y la idea mística del éxtasis, Bárbara Sánchez encarna la figura de La Gran Amante. Como en toda práctica mística, el objetivo aquí es la unión, la disolución definitiva de la distancia. No queda espacio ya para la ironía, el sarcasmo y mucho menos para lo autorreferencial. María Magdalena es la loca ejemplar, capaz de vaciarse para encarnar al Amado, capaz de destrozar cualquier institución patriarcal para afirmar su Amor Infinito. Ella habla directamente con su Dueño, elegido libremente. No hay ni distancias ni intermediarios que valgan. Frente a la imposición capitalista de un modelo de mujer privilegiada blanca que se puede permitir dedicar sus esfuerzos a observarse a sí misma, Ella lleva a cabo un desalojo radical, una bajada consciente y deseada a los escombros del mundo, a ese lugar desde donde reina su Cristo.